En esta entrevista durante el confinamiento hablamos con María José Quesada una gran profesional que lleva 10 años ejerciendo como Intérprete de Lengua de Signos Española (LSE), Guía Intérprete de Personas Sordociegas y Educadora Social.
Para que te podamos conocer mejor cuéntanos ¿Cuál es tu trayectoria profesional?
La mayor parte de mi vida la he dedicado tanto a seguir formándome en diferentes ámbitos como al desempeño de mi profesión actual como Intérprete de LSE en centros educativos de titularidad pública de la Junta de Andalucía. Aunque son muchos años luchando en este ámbito tan complejo y tan precarizado, a la vez que maravilloso, mi vocación real nace del contacto directo con los jóvenes para aportar algo que es fundamental en nuestra sociedad: la educación social.
¿Qué te llevo a decidir ser intérprete de Lengua de Signos Española (ILSE)?
La vida da muchas vueltas y, aunque inicialmente, mi camino profesional se dirigió hacia el mundo de la empresa y el comercio acabé formando parte de una familia profesional que trabaja por y para conseguir un bien social. Esta premisa engancha hasta tal punto que se sufre mucho para poder seguir adelante y buscar una vida digna a nivel profesional. Lo “social” conlleva una gran lacra: LA PRECARIEDAD.
El perfil del Intérprete de Lengua de Signos se compara a menudo con un puente de comunicación, dándole ese cariz de instrumento pero, después de estos años ejerciendo esta profesión, puedo contraargumentar ese símil concluyendo que somos personas que trabajamos por y para un colectivo, donde cada profesional trabaja entre dos mundos, dos cultural y dos formas de ver la vida. Por ello, no considero correcta esta definición inicial, que pretende instrumentalizarnos y compararnos al bastón que utiliza una persona con discapacidad visual, ya que transmitimos emociones, sentimientos y acompañamos a las personas en un camino, a veces muy difícil de andar debido a las barreras comunicativas existentes. Somos elemento clave de integración social para este colectivo.
Nos puedes relatar cual es el día a día de un ILSE en un centro educativo.
Es muy complicado poder relatar el día a día de nuestra profesión porque es tan variable como la amplia diversidad existente en la humanidad. De entrada es una profesión compleja ya que trabajamos dentro del aula, codo con codo con el profesor o profesora del área y esto, a veces, conlleva algunos problemas. Aunque he de añadir que en mi trayectoria son más las veces que el trabajo ha sido fluido y grato que las veces donde se han dado situaciones puntualmente más conflictivas. El trato con el usuario/a también varía en función de la edad y del curso donde desarrolles tu labor. Cuando entras por primera vez a un aula de primero de la ESO, te das cuenta que tu rol tiene que ser totalmente diferente a cuando trabajas con adultos en formación profesional. La base y los principios básicos están ahí y los tenemos presentes cada día pero las interacciones con el alumnado, la facilidad con la que se desarrollan situaciones de afecto y cariño, de confidencialidad, la necesidad de comunicación con quienes comparten su lengua, etc. hacen que tu día a día sea totalmente diferente.
Por lo que podemos apreciar es una profesión muy necesaria, ¿consideras que actualmente se valora tu profesión?
Tal y como comentaba al principio, cualquier profesión que se encuentre dentro de lo “social” y que previamente no haya pasado por el filtro de una oposición conlleva una situación de precariedad laboral. A lo largo de estos años, ha sido algo inherente al puesto y a lo que “casi” puedes llegar a acostumbrarte ya que se viven situaciones de tanta incertidumbre laboral que es muy difícil vivir y ejercer tu profesión de forma tranquila.
Dada la forma de subcontratación de este servicio educativo, externalizado a empresas privadas, resulta muy difícil poder establecer un marco común donde defender esta profesión si el sistema se configura de tal manera que el servicio cambia cada cierto tiempo de empresa, de condiciones laborales y, por lo tanto, de gestión del servicio, lo que inevitablemente trae consigo una desvalorización del trabajo que realizamos curso tras curso.
Su contratación laboral, como ha indicado, es como la de otras tantas profesiones destinadas a la educación, es a través de subcontrataciones del servicio, este año la Junta de Andalucía convocó una bolsa única de acceso a personal laboral, para volver a asumir varios servicios, entre ellos, el de ILSES, me gustaría conocer su opinión sobre esta bolsa.
Realmente es muy necesario que el servicio deje de ser subcontratado por las diferentes empresas que, año tras año, asumen la gestión de un servicio de carácter educativo que debería ser gestionado por el ente público. Pero la realidad a la hora de gestionar y aprobar la baremación para esta Bolsa Única ha sido un desastre, desde mi humilde opinión. Dado el carácter generalista de la puntuación establecida, los profesionales que hemos sufrido, durante tantos años esta precariedad laboral, ahora vemos como nuestra experiencia se ha visto infravalorada. Desde su publicación a principios de año, no hemos vuelto a tener noticias sobre cómo se está gestionando ni cuándo se pondrá en marcha este tipo de gestión pero auguramos la pérdida de nuestros puestos de cara al futuro.
Estos momentos de confinamiento que estamos viviendo, ¿cómo ha afectado a tu situación laboral?
En la CC.AA de Andalucía la situación ha sido muy caótica desde el principio dada la incertidumbre de la evolución de esta pandemia mundial que nos ha pillado a todos desprevenidos. La gestión de este servicio fue suspendida a fecha 13 de marzo pero, semanas más tarde, se planteó, desde la ejecutiva del gobierno andaluz, la opción de articular una forma de indemnización para evitar enviar a todo el personal a los llamados ERTES. Pero la gestión, una vez más, de este instrumento ha conllevado la falta de ingresos a los trabajadores por un plazo de dos meses. Por suerte (y esperemos que así sea) parece ser que las indemnizaciones por fin están llegando un hemos recibido el ingreso de la primera nómina atrasada.
Me gustaría que nos comentaras ¿qué es lo más bonito de tu profesión?
Convivir, compartir momentos y aprender del alumnado cada día. Esta profesión te hace compartir un idioma con la persona que tienes delante, además eres su voz y sus oídos, su elemento de enlace con el aula y el profesorado y se genera un vínculo muy especial. Esa es la parte que nos engancha a seguir hacia delante. No siempre el desempeño de esta profesión es fácil y fantástico también cuenta con sus momentos difíciles pero en general, cuando los ves evolucionar y crecer como personas en una de las etapas más complejas de sus vidas, compensas todo el esfuerzo invertido. Somos agentes activos de su formación y su educación.
¿Qué consejos darías a una persona que desee trabajar como ILSE?
No es un camino fácil, el trabajo requiere de una experiencia previa de la que se carece cuando comienzas. Ser intérprete de LSE conlleva una gran responsabilidad, es una profesión muy exigente sobre todo cuando hablamos de la educación de un niño o una niña. Por ello, la vocación debe de estar ahí además del desarrollo de una serie de habilidades propias para su desempeño (y paciencia, mucha paciencia).
Como ha comentado la Ministra de educación Isabel Celaá, la vuelta a las aulas no será antes de septiembre, ¿cómo crees que será la incorporación de los intérpretes a las aulas?
Realmente cómo se realizará la incorporación a las aulas para el próximo curso se encuentra en el aire. Si hablamos de los intérpretes de LSE quedaremos a expensas de las directrices que marquen los propios centros y las pautas que faciliten las empresas que gestionen el servicio en ese momento. Esperemos que dicha incorporación se lleve con las medidas de seguridad necesarias y que estemos todos pronto de vuelta en nuestros centros ayudando a sacar a nuestros alumnos hacia delante. Además, espero sinceramente que de cara a los próximos cursos todo el alumnado con discapacidad auditiva quede cubierto y se eviten situaciones de discriminación donde una parte dicho alumnado se queda sin ver llegar al intérprete, que le acompañará en su día a día, bien por un fallo en la gestión o por una falta de recursos económicos.
No nos olvidemos nunca que: “Una persona sorda puede hacer cualquier cosa igual que un oyente, excepto oír”
King Jordan